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El escote es una de las zonas que más delata el paso del tiempo. Expuesta al sol, al clima y a los gestos cotidianos, esta área suele envejecer antes que el rostro. Las arrugas finas, la pérdida de firmeza y la aparición de manchas son señales visibles que ahora pueden tratarse de forma efectiva gracias a una combinación de terapias avanzadas.

El protocolo más completo se basa en tres pilares: polinucleótidos, hidroxiapatita cálcica y tratamientos específicos para manchas.

Los polinucleótidos son fragmentos de ADN que, al ser inyectados en la piel, estimulan la regeneración celular, la producción de colágeno y la reparación tisular. Su efecto es especialmente visible en pieles finas o dañadas por el sol, ya que mejoran la calidad dérmica desde dentro.

La hidroxiapatita cálcica, por su parte, actúa como un biolifting sin cirugía. Este compuesto estimula la producción de colágeno y devuelve densidad a la piel, mejorando la flacidez y suavizando las líneas finas. Se inyecta en forma de microdepósitos que se integran progresivamente en el tejido.

Para tratar las manchas solares o pigmentarias, se recurre a peelings despigmentantes o láser, según el tipo de mancha y el fototipo de piel. El objetivo es unificar el tono, devolver luminosidad y eliminar los signos del fotoenvejecimiento.

Combinados, estos tratamientos permiten rejuvenecer el escote de forma global: la piel se ve más firme, más lisa y con un tono más uniforme. El resultado es natural, progresivo y con una recuperación mínima.